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dissabte, 30 d’abril del 2016

Crítica: Una Comedia Incómoda





Hace siglos del nacimiento de la Comedia del Arte y a diferencia de lo que se pueda pensar no pasará nunca de moda. En Una Comedia Incómoda de la compañía TEATRO del LAZZI procedente de Málaga hemos visto un claro ejemplo de que sigue estando más viva que nunca. Una obra de teatro en Barcelona, concretamente en la Sala Fènix, un trabajo actual lleno de guiños y crítica social, eso sí, respetando las bases más clásicas de la Comedia.

La Commedia dell'Arte nació en Italia en la segunda mitad del siglo XVI. Sus personajes se caracterizan por llevar en su mayoría máscaras, cada una diferente, que les confieren una apariencia que pretende ridiculizar la realidad a la vez que los dota de personalidad y es que cada uno de ellos responde a una psicología determinada. En sus inicios el término Comedia del Arte se usaba para distinguir esta modalidad del teatro clásico y se usaba para designar a los actores no profesionales, es decir aquellos artistas: acróbatas, bailarines, cantantes de la calle. Con el tiempo se fue extendiendo por Europa y ha sido fuente de inspiración de grandes iconos de la literatura como Cervantes, Lope de Vega, dramaturgos como Molière o incluso poetas y/o artistas plásticos como Bertolt Brecht o Pablo Picasso.

Es emocionante la versatilidad de la Comedia del Arte, ya que permite la introducción de características de todo tipo desde la política hasta la sociedad o la tecnología. Mientras los personajes conserven la base de su estereotipo todo vale. Y eso es precisamente lo que más me maravilla de Una Comedia Incómoda su calidad para unificar los rasgos del estereotipo de sus personajes con anécdotas de última hora, improvisaciones con el público e incluso alguna participación en alguna de sus escenas. El público no puede despistarse o el avispado actor -atento a todo lo que pasa- seguro que tiene en cuenta tus movimientos para la improvisación de su monólogo y es que esa es la razón que da el nombre a la obra. Esta comedia es incómoda precisamente por esta razón, por la inseguridad que puede provocar en el público su -pequeña- participación en ella.

El actor está solo, pero la obra no es un monólogo, sino que él mismo interpreta a todos los personajes que incluso llegan a dialogar entre ellos. Javier Oliva tiene una gran capacidad vocal y solo cambiando el tono de su voz consigue crear la sensación de que hay más de un personaje en el escenario. Cabe destacar que, como no podría ser de otra forma, controla el cuerpo de cada uno en su totalidad. Con ayuda del vestuario y de la postura corporal se transforma en uno u otro de sus personajes y es capaz de moverse por un entorno distinto con diferentes obstáculos y objetivos.

Oliva interpreta él sólo al avaro y obsceno Pantalone, al sirviente acróbata Zanni, al bromista Arlequino, al presuntuoso de Il Dottore y, por supuesto, al fantoche de Il Capitano. Me hubiera encantado ver a Pedrolino, sin embargo teniendo en cuenta que es una derivación que nace de la figura de Zanni entiendo que algunos personajes deben quedarse fuera.

Quizás la particularidad de Una Comedia Incómoda es que el actor actúa dentro de la interpretación. Es decir, Javier Oliva se interpreta a sí mismo y construye su espectáculo en Barcelona a través de la necesidad de interpretar él solo a todos los personajes porque su compañía no es capaz de llegar a tiempo y no le queda más remedio que defender su obra solo ante el público al que no puede dejar sin espectáculo. Gracias.

diumenge, 3 d’abril del 2016

¿Son los #OscarsStillSoWhite?

Muchos son los actores que se han rebelado contra los premios de la Academia por considerar que sufren una discriminación racista



Un año más 20 actores y actrices han optado a los premios Oscar. Quizás el tema principal de esta edición hubiera sido la expectativa de que, por fin, Leonardo DiCaprio recibiera su esperada estatuilla, ya no por su último trabajo en “El Renacido”, sino por conmemoración a toda su carrera. Sin embargo, la polémica ha surgido debido a que por segundo año consecutivo no ha habido ningún hombre (o mujer) de color entre los nominados. De hecho, este suceso no es tampoco una novedad, en 88 ediciones solamente 15 estatuillas han ido a parar a manos de dicho colectivo.

En toda la historia el primer hombre de color que ganó un trofeo dentro de la categoría de Mejor Actor fue Sidney Poitier en 1964 por Los Lirios del Valle. No hubo ninguno más para los afroamericanos dentro de la categoría hasta 38 años después con Denzel Washington por Día de Entrenamiento en 2002. Ese mismo año ganaba otro Oscar Halle Berry por Monster’s Ball y Sidney Poitier recibía la estatuilla honorífica por su carrera. Ese fue pues un año brillante para la comunidad afroamericana. Unos años después, en 2005, fue Jaimie Foxx quien lo consiguió por Ray. Y así hasta la fecha, el último que ganó el Oscar al Mejor Actor fue Forest Whitaker por el Último Rey de Escocia en 2007.

Como Mejor Actor de Reparto o secundario el primero fue en 1940 Hattie McDaniel por Lo que el Viento se Llevó. Después le siguió Louis Gossett, Jr. quien lo obtuvo por Oficial y Caballero en 1983. Denzel Washington ganó su primer Oscar por Tiempo de Gloria en 1990, tan solo un año después Whoopi Goldberg se lo llevó por Ghost. El siguiente fue Cuba Gooding Jr. por Jerry Maguire en 1997. No fue hasta 2005 que Morgan Freeman se hacía con su premio por Million Dollar Baby. Le siguieron Jennifer Hudson por Dreamgirls en 2007, Mo’nique por Precious en 2009 y Octavia Spencer por Criadas y Señoras en 2012. La más reciente fue Lupita Nyong’o por 12 Años de Esclavitud en 2014.

Muchos apuntan a que sencillamente no se han producido nominaciones de afroamericanos porque no se lo merecían. Este es el caso de la actriz Charlotte Rampling ya que según ella “quizá los actores negros no merecían llegar a la recta final” y que “se trataba de racismo contra blancos”. El revuelo que provocaron estas palabras hizo que Rampling afirmara que se había, supuestamente, malinterpretado su declaración. Pero lo cierto es que muchos han defendido que este año ha habido interpretaciones de calidad que podrían haber optado al galardón como por ejemplo Will Smith por La Verdad Duele, Idris Elba por Beast of No Nation, Sa­muel L. Jackson por los Los Odiosos Ocho  y Michael B. Jordan por Straight Outta Compton. 

Esta es la razón por la que el productor y guionista Spike Lee inició lo que llamaría boicot a los premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos. A este llamamiento se le unieron prácticamente de inmediato Jada Pinkett-Smith, la mujer de Will Smith y consecuentemente lo hizo él por no sufrir una posible “incomodidad” en la gala, aunque lo afirmó sin muestras de resentimiento. Otros como Whoopi Goldberg se mostraron completamente contrarios al boicot y Mark Ruffalo se lo estuvo pensando aunque finalmente se presentó a la gala e intentó robar una estatuilla del decorado por diversión. Mientras tanto el presentador de la gala y afroamericano Chris Rock continuará siendo el maestro de ceremonias aunque mostró su descontento con la Academia. Twitter ardía como es natural en comentarios bajo los hashtag #OscarsSoWhite y #OscarsStillSoWhite.


El día de los Oscars llegó y la manifestación convocada por el reverendo Al Sharpton se celebró con 200 asistentes que se congregaron a la salida del Dolby Theatre. Consiguieron generar un poco de ruido pero únicamente para mantener el debate abierto y pendiente de revisión para próximas ediciones. Sin embargo, no son los únicos que se podrían considerar discriminados, lo mismo pasa con los latinos y con las mujeres. Sólo una mujer ha ganado el Oscar a la mejor dirección, fue Kathryn Bigelow por Tierra Hostil en 2010. Respecto a nominaciones ha habido 4 contando la anterior: Lina Wertmuller por Pasqualino Siete Bellezas en el año 1976 y Jane Campion por El Piano en 1993, aunque la dirección solo se quedó en candidatura sí ganó el Oscar a la mejor dirección. Por último Sofia Coppola optó al galardón por Lost in Translation que tampoco se llevó el Oscar a la mejor dirección, pero sí el de mejor guión en 2004. Por estas razones se puede decir que los Oscars están dominados principalmente y en su mayoría, como suele suceder en todos los ámbitos, por hombres blancos.